ALGO DE LAS CONVERSACIONES ENTRE HELENA Y MARC“Para:
mlg@patagonia.org
De:
helenatm@outlook.com
Asunto: Perdido, preocupación.Marc:
Estuve esperando desde las cuatro en punto y hasta las seis de la tarde. Siento un nudo de preocupación en la garganta. Por favor, hágame saber a la brevedad qué es lo que ha sucedido. ¿Perdió usted el vuelo? ¿Pasó algún imprevisto? Supongo que no me estará engañando, ¿verdad? Recuerde que yo también tengo algo que a usted le interesa. Comuníquese cuanto antes, se lo suplico.
Helena.”
“Para: mlg@patagonia.org
De: helenatm@outlook.com
Asunto: Perdido, preocupación, desconfianza.
Son las cuatro de la mañana en Madrid. Doce horas después de lo acordado y no hay un correo, un aviso, nada de usted. Empiezo a sentir una enorme desconfianza. Si su intención fue engañarme desde el principio, créame, lo consiguió. Ni por un momento dudé que llegaría. Pero, claro, supongo que, como diría cualquier ancestro cabal, nunca debí confiar en un extraño, y usted lo es.
Helena.”
“Para: helenatm@outlook.com
De: mlg@patagonia.org
Asunto: ¿Cómo confiar en un extraño?
Helena:
Estaba a punto de documentar su baúl para mi vuelo a Madrid, cuando sufrí un infarto. Comprendo su desconfianza y le pido disculpas por no haberme reportado antes. Hasta hoy me han bajado de terapia media a una habitación, después de haber estado en cuidados intensivos. Si acaso desconfía, le puedo facilitar los datos del hospital y mi número de habitación, así como mi nombre completo para verificar lo que le cuento. Hace bien, sin embargo, en no fiarse de desconocidos, más aún cuando éstos padecen del corazón.
Espero me comprenda. Por cierto, usted para mí ya no es una extraña.
Marc.”