Videojuegos, pasatiempo de niños para la vida adulta
GalyPoucel
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“Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan”.
El Principito
Una de las experiencias más satisfactorias que podemos realizar es dedicar un tiempo para nosotros, un espacio para hacer lo que nos gusta, pues la edad adulta exige otras necesidades que se traducen en actividades, mismas que invaden cierto espacio de nuestro actuar cotidiano, dejando de lado la idea de disfrutar de la vida misma.
Puede traducirse en cosas tan triviales como caminar, oír una canción, comer helado, bailar, ver alguna película, jugar nuestro videojuego favorito, etc., actividades como estas son fundamentales para nuestra salud mental, lo que origina que tengamos un mayor rendimiento y desarrollo en nuestras labores profesionales o laborales.
Por ejemplo los videojuegos, aunque mucho se ha dicho sobre sus implicaciones psicológicas, ya que pueden desatar ciertas emociones como miedo, tensión, ansiedad, competencia, ira, etc., lo cierto es que pueden desarrollar habilidades y estímulos tanto de razonamiento como de retención, además de ofrecer una amplia variedad en sus clasificaciones por sus distintos referentes ya que han hecho uso de la literatura, el deporte o el cine; suscitando géneros de aventura, acción, deporte, estrategia, hasta simulación, en la tienda en línea de Walmart puedes comprar una gran variedad de videojuegos que se adapten a tu consola .
Es así como la práctica de estas estimulaciones nos hacen personas más felices, pues no dependen de la edad o género, sino de mantenerlas latentes en nuestro día a día, descubrir qué es lo que disfrutamos, cuál es realmente nuestro pasatiempo favorito y no el de la gente que nos rodea, pero sobre todo no permitir que la vida propia lo rebase, ni mucho menos dejarlo en el olvido pensando que ya no estás para esas cosas o peor aún que existen asuntos más importantes o ni siquiera recordarlos.
Así que organiza tus tiempos, corre y haz lo que más desees en este momento, no te olvides de vivir, porque quizá la vida misma se olvide de ti.