MATAR A LEONARDO DA VINCI
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Joshua
Leo, observo, escucho, pruebo, toco para hablar de ello.
Cine, gastronomía, literatura y otras perversiones.
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La obra Matar a Leonardo Da Vinci, cambiará la opinión que hasta ahora se tiene de Da Vinci.
Matar a Leonardo Da Vinci:
En la Florencia de los Médici, epicentro de este despliegue artístico, una mano anónima acusa de sodomía a un joven y prometedor Leonardo da Vinci. Durante dos meses será interrogado y torturado hasta que la falta de pruebas lo ponga en libertad. Con la reputación dañada, Leonardo partirá hacia nuevos horizontes para demostrar su talento y apaciguar las secuelas psicológicas provocadas en prisión.
¿Quién lo acusó? ¿Con qué motivo? Mientras se debate entre evasión o venganza Leonardo descubrirá que no todo es lo que parece cuando se trata de alcanzar el éxito.
Haciendo gala de un estilo documental exhaustivo, fruto de varios años de investigación y de viajes a los escenarios más representativos de la vida del genio, Christian Gálvez construye en Matar a Leonardo Da Vinci, un thriller histórico en el que se dan cita arte, venganza y pasión.
FRAGMENTO“—Leonardo, yo estuve allí. Estuve en el Palazzo del Podestà. Me avisaron de tu injusto encarcelamiento y aporreé las puertas para pedir clemencia.
Caterina da Vinci hundió la cara en las manos. El llanto procedía cada vez más fuerte. Leonardo ató cabos. Su madre era la “intrusa”. Entonces recordó:
Se vio siendo arrastrado hacia la sala de tortura mientras escudriñaba con la mirada un posible hueco por el que diseñar su plan de huida. De pronto, algo interrumpió su pensamiento; no era la voz de su torturador —que afilaba un instrumento para su próximo tormento—, sino el llanto de una mujer. Escuchó lágrimas acompañadas de lamentos y gritos ininteligibles que provenían de una sala cercana. Y entonces no pudo evitar insultar a su guardia. Le parecía que eran unos cobardes. Y le preguntó si también torturaban a mujeres allí y que esa actitud le parecía muy viril para alguien que acusaba de sodomía. No pudo evitar la ironía. Su torturador le cruzó la cara.
—Madre…, ¿estuvisteis dentro del palacio? ¿En los calabozos?
Caterina da Vinci hundió la cara en las manos. El llanto procedía cada vez más fuerte. Leonardo ató cabos. Su madre era la “intrusa”. Entonces recordó:
Se vio siendo arrastrado hacia la sala de tortura mientras escudriñaba con la mirada un posible hueco por el que diseñar su plan de huida. De pronto, algo interrumpió su pensamiento; no era la voz de su torturador —que afilaba un instrumento para su próximo tormento—, sino el llanto de una mujer. Escuchó lágrimas acompañadas de lamentos y gritos ininteligibles que provenían de una sala cercana. Y entonces no pudo evitar insultar a su guardia. Le parecía que eran unos cobardes. Y le preguntó si también torturaban a mujeres allí y que esa actitud le parecía muy viril para alguien que acusaba de sodomía. No pudo evitar la ironía. Su torturador le cruzó la cara.
—Madre…, ¿estuvisteis dentro del palacio? ¿En los calabozos?
Me encantaría verlo, la verdad no conozco nada sobre este artista, y que mejor que ver un documental de su vida. Siempre son trágicas pero algo se aprende. Saludos
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